TEMPLANZA

TEMPLANZA

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne, porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la Ley. Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No busquemos la vanagloria, irritándonos unos a otros, envidiandonos unos a otros.

 La templanza es la virtud moral que regula la atracción por los placeres, y procura el equilibrio en el uso y disfrute de los bienes.


Actualización:

La ciencia ¿Ha descubierto los mecanismos neurobiológicos para la capacidad de contención?  Es probable que exista un mecanismo que genere los deseos de la carne y otro en contra parte que permite resistirlos.  Si hoy nadie discute que el corazón existe para bombear sangre, y es ademas licito suponer que Dios lo diseño con ese fin. ¿Que impide que la ciencia este descubriendo los mecanismos diseñados por Dios para contener los deseos de la Carne?  Se llaman sistemas neurobiológicos «Hacia arriba» y «Hacia abajo» y son contrapuestos.